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21 ago 2014

OCI y OBI


Estoy fuera, lejos de casa, más lejos que nunca. Salí a jugar al jardín y me perdí. Probé lo que me dieron las ardillas malignas. Me perdí. Estuve jugando toda la noche, hablé con ellos, les vi la cara en la oscuridad, los dueños de todo esto, pero sólo querían verme un rato, cuando estaba más arriba. Corrí entre los caracoles gigantes, los puentes de luces, las lianas mágicas, las mariposas, las madreselvas y etcéteras. Salté, reí a carcajadas, volé, vi dos lunas, la verdadera y su doble, ignoré las estrellas y cuando el alba llegaba, ya no sabía volver. Busqué y busqué, anduve, pero era todo territorio hostil. Acabé en la falda de una montaña tirada y un demonio a mi lado todo el rato, callado. Cuando miré arriba vi las ramas y les supliqué. Llevarme a casa. Y como no me escuchaban, miré más arriba, donde se supone que están dios y los ángeles, pero ahí no había nadie y no sé a quién le pedí. ¡Dejadme volver a casa!