Vistas de página en total

27 nov 2017

Balance de las drogas en nuestra vida

Estábamos hablando de viajes. “Todavía me estoy recuperando de este fin de semana”. Dice ella. Estuve despidiendo la década de los veinte y terminé a las dos de la tarde, tomando cocaína como si la regalaran. “¿Te la regalaron, por lo menos?". Ella me cuenta una historia que termina en “solo hace falta que uno baje la guardia para infectarnos todos”.

Entonces le hablo yo de mi viaje chamánico de alcohol. Montamos un show lésbico en una conocida discoteca de mi pequeña ciudad. "Echamos a los gogós del ´pódium’ y nos vinieron a llamar la atención como cuatro veces". Aclarar que yo ya he cumplido los 30. "Habíamos bebido mezcal, jager y mucha agua. La cantidad, imposible saberla. Sudamos tanto que ni fuimos al baño". Y así es cómo nos consolamos un lunes a punto de cambiar de década.

“Yo ni me acuerdo cuánto llevo sin cocaína, pero no porque haga mucho tiempo, sino por cómo me pongo”, le digo. Una vez un buen amigo y amante porteño me dijo “siempre vamos a estar dejándolo todo. A ratos se consigue, pero al final siempre todo vuelve.” Y lo que yo digo es, mientras haya periodos de descanso, habrá equilibrio. El yin drogarse y yang abstenerse. 

Tanto para mi amiga como para mí, los viajes y las drogas han sido muy importantes en nuestro trayecto. Y también los viajes de drogas y las drogas de viaje. Hoy en la conversación también hemos tenido un momento reflexivo. “¿Crees que nos han beneficiado o perjudicado?”, pregunta ella. Y mi respuesta es rotunda: Sin drogas no hubiera sido igual. Nos han llevado a sitios remotos y eso en todo viaje es positivo. En nuestro caso particular, yo creo que les tenemos mucho que agradecer.

Dentro del mundo de las drogas hemos tenido nuestra evolución y hemos sido sabias para decidir lo que sí y lo que no. Yo antes no podía estar más de seis meses sin tomar alucinógenos para resetear, llenarme de amor y ver el mundo otra vez con los ojos del mundo. Ahora llevo más de nueve meses. He encontrado una meditación que da respuestas a mis preguntas. Porque la meditación, como el trabajo, como los viajes, también es una droga.


Y la conversación ha terminado con un, “tenemos que viajar más, pero a lugares outsider.” Define outsider, le pido. “ Lugares como el rainbow, que aunque esté en Italia está muy lejos, o las 3.000 viviendas de Sevilla”. Para estar lejos no hace falta moverse en la geografía. Incluso las drogas son un medio de transporte que no siempre hace falta. Al volver a casa, sólo hemos de mirar la suela de los zapatos (lo que hemos perdido) y las alforjas (lo que hemos ganado) para hacer un balance justo, sea cual sea el viaje.

21 ago 2014

OCI y OBI


Estoy fuera, lejos de casa, más lejos que nunca. Salí a jugar al jardín y me perdí. Probé lo que me dieron las ardillas malignas. Me perdí. Estuve jugando toda la noche, hablé con ellos, les vi la cara en la oscuridad, los dueños de todo esto, pero sólo querían verme un rato, cuando estaba más arriba. Corrí entre los caracoles gigantes, los puentes de luces, las lianas mágicas, las mariposas, las madreselvas y etcéteras. Salté, reí a carcajadas, volé, vi dos lunas, la verdadera y su doble, ignoré las estrellas y cuando el alba llegaba, ya no sabía volver. Busqué y busqué, anduve, pero era todo territorio hostil. Acabé en la falda de una montaña tirada y un demonio a mi lado todo el rato, callado. Cuando miré arriba vi las ramas y les supliqué. Llevarme a casa. Y como no me escuchaban, miré más arriba, donde se supone que están dios y los ángeles, pero ahí no había nadie y no sé a quién le pedí. ¡Dejadme volver a casa!

4 jun 2014

Con psicotropia y agorafobia


Ninguna persona me habló
Ni los perros se acercaban
No trajeron nada de beber
Ni había un sitio donde ir
No se me ocurrió fumar
Ni por un momento
Ni quise ir al baño
Ni tener hambre
No busqué un descanso
Ni miraba a las caras de nadie
No había nada que elegir
Nada que sentir
No era persona
Era una boa

13 abr 2014

Morá



Nada es igual que de normal. Ahora te das cuenta de que existe un estado normal y este no es. Mi mundo interior ha cambiado, se está contorsionando y tomando su verdadera forma. Ahora mi mundo es el protagonista único. Esto me asusta porque pasa pocas veces: lo tengo sentado ahí, a la altura de mis ojos, mirándome, inquisidor y tierno. Y no quiere estar callado, quiere expresar todas las cosas que no pudo decir en mucho tiempo.

Es el momento de quejarse (me sobrecoge).  Es el momento de desechar las cosas que nos alejan de nuestra esencia prima. Es el momento de decirme porqué está triste y de sacar otras cosas importantes de verdad, que están ahí pero la rutina las mantiene dormidas, tan ocupados todos en cosas que son secundarias en realidad.

Es el momento de analizar los temas uno por uno, desde la alegría extrema o desde la impotencia y la tristeza. Con su voz afectuosa va desbrozando, punto por punto de cada tema y entiendo las cosas de otra forma. Descubro matices que estaban subyacentes.

Estoy relajado y a la vez pensando muy deprisa, porque esto ya no puedo pararlo. Me desconecto del paso del tiempo, que me da absolutamente igual, más de dos horas llevo así. He dejado mis tareas normales y las he cambiado por esta cara de feliz.

Pienso, "esta es realmente mi onda, es como mi mundo y mi filosofía llevada al extremo. Ahora entiendo porqué se fuma tanto. Esto es el mundo de Jauja total".
Sin embargo es individual, porque las personas de mi alrededor ya no son de confianza, no sé porqué, no me fío de ellas. Creo que se han convertido en violento espejo de mi reflejo. No lo puedo soportar".

Mi cuerpo, normalmente hiperactivo, protesta porque no me puedo mover. Mi mente va por su cuenta, hay una confrontación por la ruptura con mis procedimientos vitales normales. Quiero volver a ser normal, la única cosa que pido.

Decirme que no lo puedo tener hace que ya sea un poco mío. No neguemos lo contrario. Personas encerradas en cárceles sociales, en medio de todas yo. ¿Qué pasa? ¿Por qué no aguantas tu reflejo? ¿Quién te quiere comer? Son unas presencias que no se pueden ver ni oír, pero si te concentras las detectas. Unos seres mitad monos mitad diablos, en su onda burlona y estafadora.

Cualquier tontería se convierte en punto clave de planteamiento y análisis. Toda mi atención para esta chorrada, importancia suprema omnipotente pero sólo hasta los diez segundos después, cuando otra tontería se convierte en la reina. Ideas que solapan ideas. Pienso en un mensaje universal subliminal y la grandeza de la Tierra me hace sentir pequeña.

Y a diferencia de la gran mayoría fumadora, no tengo ganas de comer, me lo niego, porque una parte inconsciente de mí quiere seguir despotricando en esta inmundicia. Quiero parar esta lucha, quiero despertar de esta pesadilla, han pasado cinco horas y sigo con la apatía distendida y los pensamientos como sapos disparados y propulsados a la charca que me impide pasar y me tengo que revolcar en ella.

No puedo escribir, a cada tres palabras se me olvida la idea que quería decir. Hasta mi música compañera me suena diferente. La analizo y llego a sentir hasta el lamento oculto del artista. Los mensajes subliminales (todo conjeturas) y me voy alejando y ya no me identifico con la canción porque no es la que yo conocía. Ay la desconfianza. Tengo parado hasta el embudo del amor. ¿Cómo puede quererme alguien si yo quiero desesperadamente tirarme por un puente?