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16 mar 2012

Información esotérica

El otro día conocimos a un chamán chileno que tenía los ojos de un brujo y nos contó algo que me gustaría difundir un poco.  Las fiestas en donde hay mucho alcohol, tabaco y cocaína son una atracción para las malas almas o espíritus perdidos, que, aunque no pueden beber ni fumar, les gusta ir a esos sitios a meter la nariz (sherar) y aprovecharse de los más descontrolados para jugar con ellos.  Estas almas oscuras eligen a su víctima, se encaraman a su cuello y actúan a través de su cuerpo. Les gusta brincar (bromear), y debilitar aún más al pobre borracho, que tiende a seguir bebiendo y poniéndose y cada vez la broma es mayor.  Por eso muchas veces, al despertar, no nos reconocemos en los comportamientos que tuvimos la noche anterior.  En las fiestas de otras drogas, como el éxtasis o el LSD esto no pasa, explicó el chamán. Si os fijáis, en estos sitios el ambiente está más tranquilo, cada uno está en su mundo y los drogados no piden alcohol, sino agua.